Guardando el Sábado Santo

iglesia Tampico


SIN importarnos cuantos pretenden que todos los días son iguales, el día del Sábado es un día muy especial.

Es muy cierto que para la mayoria, hombres de entendimiento diminuto, no hay diferencia física entre los días. Esto es, que el sol sale y se mete de la misma manera exactamente día tras día. No podemos con claridad distinguir alguna diferencia entre el día de hoy y el de mañana.

Pero Dios, que ha creado el día y la noche, y quien ha dado origen a los días, meses y años, estuvo allí y sabe todo lo concerniente.

Él ha dicho que el séptimo día es diferente. Lo bendijo, lo separó para que el hombre reposara en él, y lo hizo santo (un día especial). Ahora, ¿quiénes somos nosotros para decir que Dios se equivocó?

De modo que el séptimo día Sábado es un DÍA SANTO porque Dios así lo hizo. Nada de lo que digamos o hagamos alterará (o cambiará) este hecho en lo más mínimo. Como sea hay algo que muchos necesitamos tomar en consideración con respecto al día del Sábado. Además de santificar el día, Dios también ha dicho claramente lo que debemos o no debemos hacer en su DÍA SANTO.

A esto se le llama la observancia del Sábado. Podemos entonces escoger a nuestro albedrío, ya sea “guardarlo” como Dios manda, o podemos hacer “lo que nos plazca”. Dios no nos obliga, pero con ello le agradamos o le desagradamos. Podemos estar obedeciendo o desobedeciendo al Padre Celestial.

Todo depende ya de nosotros. Dios ha dicho: “Acordarte has del día del reposo para santificarlo”, y no sólo eso, pues también nos ha dicho por qué debemos acordarnos de ese día.

Pero, ¿cómo podemos guardarlo santo? Esta no sólo es una buena pregunta sino también muy importante. Quiera Dios proporcionarnos sabiduría para que podamos entender y hacer realmente su Palabra.

Analicemos lo que escribe el profeta Isaías para santificar el Sábado. “Si retrajeres del sábado tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y al sábado llamares delicias, santo, glorioso de Jehová; y lo venerares, no hacinedo tus caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus palabras: Entonces te delelitarás en Jehová; y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra, y te daré á comer la heredad de Jacob tu padre: porque la boca de Jehová lo ha hablado”.

Nosotros somos bienaventu-rados por guarda el Sábado como Dios lo ordena. Bienaventurado el hombre que esto hiciere, y el hijo del hombre que esto abrazare: que guarda el sábado de profanarlo, y que guarda su mano de hacer todo mal”. Isaías 56:2.

Notemos la generosidad de Dios en el tiempo que le permite al hombre para sus actividades normales. Éxodo 20:9, 10 nos dice que seis días son para nosotros y uno para Dios.

“Y díles también mis sábados que fuesen por señal entre mí y ellos, para que supiesen que yo soy Jehová que los santifico”. Ezequiel 20:12.

 Ministro Israel Hernández Martínez 

    edición actual