LA base de nuestra fe son las Sagradas Escrituras, y en los 66 libros que la forman más de la cuarta parte de su contenido está relacionado con la profecía.
¿Por qué creemos en la profecía? Porque el mismo Dios nos dice que sus profecías son ciertas. “Acordaos de las cosas pasadas desde el siglo; porque yo soy Dios, y no hay más Dios, y nada hay á mí semejante; que anuncio lo por venir desde el principio, y desde antiguo lo que aun no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quisiere”. Isaías 46:9-10.
Existen muchos escépticos que descartan, primeramente la existencia de Dios y posteriormente las profecías bíblicas; a ellos Dios los desafía: “Alegad por vuestra causa, dice Jehová: exhibid vuestros fundamentos, dice el Rey de Jacob. Traigan, y anúnciennos lo que ha de venir: dígannos lo que ha pasado desde el principio, y pondremos nuestro corazón en ello: sepamos también su postrimería, y hacednos entender lo que ha de venir”. Isaías 41:21-22.
¿Alguien podrá anunciar lo que ha de venir? ¡Nadie! Solo el Eterno Dios.
La profecía cumplida es una prueba de la existencia de Dios, ningún ser humano puede predecir con certeza sucesos futuros, con toda clase de detalles, con cientos y hasta miles de años de anticipación.
A continuación analizaremos algunas profecías acerca de Jesús.
“Y saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces”. Isaías 11:1.
“Y el nacimiento de Jesucristo fué así: Que siendo María su madre desposada con José, antes que se juntasen, se halló haber concebido del Espíritu Santo. Y José su marido, como era justo, y no quisiese infamarla , quiso dejarla secretamente. Y pensando él en esto, he aquí el ángel del Señor le aparece en sueños, diciendo: José, hijo de David, no temas de recibir á María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. Y parirá un hijo, y llamarás su nombre JESUS, porque él salvará á su pueblo de sus pecados. Todo esto aconteció para que se cumpliese lo que fué dicho por el Señor, por el profeta que dijo: He aquí la virgen concebirá y parirá un hijo, y llamarás su nombre Emmanuel, que declarado, es: Con nosotros Dios”. Mateo 1:18-23.
“Y como fué nacido Jesús en Bethlehem de Judea en días del rey Herodes, he aquí unos magos vinieron del oriente á Jerusalem”. Mateo 2:1.
“Y ellos le dijeron: En Bethlehem de Judea; porque así está escrito por el profeta: Y tú, Bethlehem, de tierra de Judá, no eres muy pequeña entre los príncipes de Judá; porque de ti saldrá un guiador, que apacentará á mi pueblo Israel”. Mateo 2:5, 6.
“Mas oyendo Jesús que Juan era preso, se volvió á Galilea; y dejando á Nazaret, vino y habitó en Capernaum, ciudad marítima, en los confines de Zabulón y de Nephtalim: Para que se cumpliese lo que fué dicho por el profeta Isaías, que dijo: La tierra de Zabulón, y la tierra de Nephtalim, camino de la mar, de la otra parte del Jordán, Galilea de los Gentiles; el pueblo asentado en tinieblas, vió gran luz; y á los sentados en región y sombra de muerte, luz les esclareció”. Mateo 4:12-16.
“He aquí mi siervo, al cual he escogido; mi Amado, en el cual se agrada mi alma: pondré mi Espíritu sobre él, y á los Gentiles anunciará juicio. Y en su nombre esperarán los Gentiles”. Mateo 12:18, 21.
Estas son sólo algunas profecías, así que sí podemos creer.
"Tenemos también la palabra profética más permanente, á la cual hacéis bien de estar atentos como á una antorcha que alumbra en lugar oscuro hasta que el día esclarezca, y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones". 2ª. de Pedro 1:19.
Ministro Israel Hernández Martínez