AL hablar de la muerte de Cristo es recordar lo que algunos profetas escribieron sobre ello. Como lo fue el caso de Isaías que a la letra dice: “Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto: y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados: El castigo de nuestra paz sobre él; y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino: Mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. Angustiado él, y afligido, no abrió su boca: como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. De la cárcel y del juicio fue quitado; y su generación ¿quién la contará? Porque cortado fue de la tierra de los vivientes; por la rebelión de mi pueblo fue herido” (Isaías 53:3-8).
Aquí leemos como Isaías narra todos los acontecimientos que iban a sucederle al Mesías en su muerte.
El profeta Daniel también se une a esta profecía: ”Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, y no por sí...” (Daniel 9:26).
Aquí hallamos una perfecta armonía entre las profecías que hablaban de la muerte del Mesías, tanto en Isaías como en Daniel.
Es por eso que al venir el Señor Jesucristo el ya sabía que iba a morir; como lo describe Lucas 24:44, “Y él les dijo: Estas son las palabras que os hablé estando aun con vosotros: que era necesario que se cumpliesen todas las cosas que están escritas de mí en la ley de Moisés y en los Profetas, y en los Salmos”
Como hemos dicho todos estos escritos hablan de la muerte del Señor pero a la vez manifiestan el Plan de Salvación que Dios traería a través de su hijo Jesucristo para todo el mundo. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).
LA SEÑAL MESIÁNICA.
Sin embargo con todo esto, Jesús, sabiendo que su tiempo estaba cerca les recuerda a sus discípulos lo que las escrituras decían de su muerte. “Desde aquel tiempo comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le convenía ir a Jerusalem, y padecer mucho de los ancianos, y de los príncipes de los sacerdotes, y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día” (Mateo 16:21).
Así que Jesús también profetizó su muerte a sus discípulos, aunque algunos creyeron y otros no. No así los Judíos que pedían señales para reconocer a Jesús como el Mesías. “Dijéronle entonces: ¿Qué señal pues haces tú para que veamos, y te creamos? ¿Qué obras?” (Juan 6:30).
A pesar de tantas cosas que Jesús hizo no le creyeron, y continuaron pidiéndole una señal (especialmente los escribas y fariseos) para poder constatar que él era el Mesías. Es así como Jesús da una señal conocida como la señal mesiánica. “Entonces respondieron algunos de las escribas y de los Fariseos, diciendo: Maestro, deseamos ver de ti señal y el respondió, y les dijo: la generación mala y adulterina demanda señal; mas señal no les será dada sino la señal de Jonás Profeta. Porque como estuvo Jonás en el vientre de la ballena tres días y tres noches, así estará el Hijo del hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches” (Mateo 12:38-40).
Así quedaba establecida esta señal mesiánica: Que así como Jonás estuvo en el vientre de la ballena tres días y tres noches, así estaría el Hijo del hombre en el corazón de la tierra (sepulcro) tres días y tres noches.
EL TIEMPO DE SU MUERTE.
Consultando en la Primera Epístola a los Corintios capítulo 15 hallamos estas palabras en el verso 3 ”Porque primeramente os he enseñado lo que así mismo recibí: Que Cristo fue muerto por nuestros pecados conforme a las Escrituras”.
Es así como el Apóstol Pablo describe la importancia de consultar las Escrituras para guiarnos, para conocer en que día fue muerto; y para esto acudimos al libro del profeta Daniel que nos dice: ”Y en otra semana confirmará el pacto a muchos, y a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda: después con la muchedumbre de las abominaciones será el desolar, y esto hasta una entera consumación; y derramaráse la ya determinada sobre el pueblo asolado”. (cap. 9:27).
Leemos en su correcta interpretación que a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Con esto comprobamos que Jesús moriría el día miércoles que es la mitad de la semana, como lo describimos a través del siguiente diagrama:
Aquí están los días que componen la semana comenzando con el día domingo, que de acuerdo a las Escrituras es el primer día de la semana y usted lo podrá comprobar en un calendario. Con esto analizamos que el día en que Jesús muere fue el MIÉRCOLES; aunque esta profecía tiene dos aspectos: Profético y Literal.
Ahora también es muy importante que conozcamos la hora en que fue crucificado y para esto consultemos lo que nos dice el Evangelista Marcos 15:25, “Y era la hora de las tres cuando le crucificaron”.
No olvide que estamos viendo la muerte de Cristo conforme a las Escrituras, y de acuerdo al cómputo bíblico la parte clara del día se dividía en doce horas, como leemos en Juan 11:9; “Respondió Jesús: ¿No tiene el día doce horas? El que anduviere de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo”.
Así que haciendo una comparación de la división del día del mundo y el bíblico, hallamos que la hora de las tres vendría a ser las nueve de la mañana conforme al horario actual. Esto es porque el sol ya tenía tres horas de haber salido, empezando a contar desde las 6:00 a.m.
También las Escrituras hacen mención de la hora en que Él murió. “Y cuando vino la hora de sexta, fueron hechas tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora de nona. Y a la hora de nona, exclamó Jesús a gran voz, diciendo: Eloi, Eloi, ¿lama sabachtani? Que declarado, quiere decir: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?... Mas Jesús, dando una gran voz, expiró” (Marcos 15:33,34 y 37).
De acuerdo al texto leemos que desde la hora de sexta fueron hechas tinieblas hasta la hora de nona. Conforme al tiempo bíblico la hora de sexta que se menciona es porque el sol tenía seis horas de haber salido; y de acuerdo al tiempo común serían las doce del día.
Así vemos que a partir de la hora de sexta fueron hechas tinieblas hasta la hora de nona; que en la hora común sería las tres de la tarde. Y como hemos leído que en esta hora de nona Jesús murió, o sea a las tres de la tarde.
¿CUÁNDO FUE PUESTO EN LA TUMBA?
Ahora es importante analizar el tiempo cuando fue puesto en el sepulcro, ya que de acuerdo a la profecía mesiánica desde el momento en que fuera puesto en el sepulcro se empezarían a contar los tres días y las tres noches.
Para esto leamos Mateo 27:57 y 58; “Y como fue la tarde del día, vino un hombre rico de Arimetea, llamado José, el cual también había sido discípulo de Jesús. Éste llegó a Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús: entonces Pilato mandó que se le diese el cuerpo”.
Notemos que Mateo habla del día 14 de Nisán: “Y fue la tarde del día (miércoles), cuando José de Arimetea fue a pedir el cuerpo de Jesús para sepultarlo”.
El evangelista Lucas nos dice así: “Y era día de la víspera de la Pascua; y estaba para rayar el sábado” (capítulo 23:54).
Consideremos lo que nos dice al principio del texto: “Y era día de la víspera de la Pascua”. La palabra víspera de acuerdo al diccionario Larousse significa: “Latín véspera) Día anterior a otro determinado”
Así que con esta definición vemos que fue en la tarde del día cuando Jesús fue puesto en el sepulcro, y estaba por comenzar la Pascua de los Judíos. En una forma análoga el evangelista Juan escribe: “Allí, pues, por causa de la víspera de la Pascua de los Judíos, porque aquel sepulcro estaba cerca, pusieron a Jesús” (capítulo 19: 42).
Después de analizar estos versículos concluimos que Jesús fue puesto en la tumba justamente antes de ocultarse el sol de aquel día (miércoles 14 de Nisán).
Y volviendo al evangelio de Lucas 23:54 “... y estaba para rayar el sábado”. Una vez más consultaremos el diccionario Larousse que nos dice sobre el significado de la palabra rayar: “Empezar, iniciar, amanecer”. Con esto comprobamos que estaba por comenzar el sábado.
Generalmente es confundido este día por lo que se piensa que si estaba para rayar el sábado, entonces ese día (cuando Jesús murió) tenía que ser viernes. Mas el evangelista Juan aclara que el día que estaba por iniciar no era un sábado semanal, sino que era el GRAN DÍA DEL SÁBADO. “Entonces los Judíos, por cuanto era la víspera de la Pascua, para que los cuerpos no quedasen en la cruz en el sábado, pues era el GRAN DÍA DEL SÁBADO, rogaron a Pilato que se les quebrasen las piernas, y fuesen quitados” (capítulo 19:31).
Este día GRAN SÁBADO era un sábado ceremonial que se celebraba el 15 de Nisán, era el primer día de la gran festividad de los Panes Ázimos. Veamos Éxodo 12:15; “Siete días comerás panes sin levadura; y así el primer día haréis que no haya levadura en vuestras casas: porque cualquiera que comiere leudado desde el primer día hasta el séptimo, aquella alma será cortada de Israel”.
Aquí vemos como quedó establecida esta fiesta que se celebraría por siete días; ahora leamos Levítico 23:6-8; “Y a los quince días de este mes es la solemnidad de los AZIMOS a Jehová: siete días comeréis ázimos. El primer día tendréis santa convocación: ninguna obra servil haréis. Y ofreceréis a Jehová siete días ofrenda encendida: el séptimo día será santa convocación; ninguna obra servil haréis”.
Notemos que esta solemnidad tenía dos sábados ceremoniales: El primero era el día 15 del mes de Nisán y el segundo el día 21 del mismo mes.
Por eso Juan el evangelista le llama el GRAN DÍA DEL SÁBADO, refiriéndose al primer día de los ázimos, pero jamás se puede referir al sábado semanal como ya hemos aclarado.
Este sábado ceremonial fue especial para el pueblo Judío porque en él conmemoran su liberación de Egipto. “De Rameses partieron en el mes primero, a los quince días del mes primero: El segundo día de la Pascua salieron los hijos de Israel con mano alta, a ojos de todos los Egipcios” (Números 33:3).
UNA OBSERVACIÓN IMPORTANTE.
De acuerdo a los textos que ya hemos considerado lo hemos hecho en cierto sentido. ahora los enfocaremos hacia otro aspecto y los vamos a releer.
“Y era día de la víspera de la Pascua; y estaba para rayar el sábado (ceremonial)” (Lucas 23:54).
“Entonces los Judíos, por cuanto era la víspera de la Pascua, para que los cuerpos no quedasen en la cruz en el sábado (ceremonial), pues era el GRAN DÍA DEL SÁBADO, rogaron a Pilato que se les quebrasen las piernas, y fuesen quitados” (Juan 19:31).
Hemos subrayado estas palabras porque aquí notamos algo muy importante: Que la Pascua Judía y el Gran Día del Sábado (ceremonial) se habían juntado, siendo las dos festividades diferentes.
Primeramente la Pascua que se celebra el día 14 del mes de Nisán. “Y habéis de guardarlo hasta el día catorce de este mes (Nisán), y lo inmolará toda la congregación del pueblo de Israel entre las dos tardes” (Éxodo 12:6 )
Ahora leamos Levítico 23:6; “Y a los quince días de este mes es la solemnidad de los AZIMOS a Jehová: siete días comeréis ázimos”. Así que este primer sábado ceremonial caía el día 15 de Nisán. Sin embargo, lo que consideramos es que las dos festividades que eran diferentes ahora las celebraban el día 15 del mes de Nisán.
El evangelista Lucas reafirma lo que hemos explicado: “Y estaba cerca el día de la fiesta de los ázimos, que se llama la Pascua” “Y vino el día de los ázimos, en el cual era necesario matar la pascua” (Capítulo 22 versos 1 y 7).
LA RESURRECCIÓN DE CRISTO.
Retomando el tiempo de la Muerte y Resurrección de Cristo; hemos leído anteriormente respecto a la profecía mesiánica de que el Señor estaría tres días y tres noches en el sepulcro.
Este conteo inicia desde el día miércoles antes que el sol se ocultase, como a continuación lo diagramamos:
Así que fue puesto en la tumba el día miércoles antes que el sol se ocultase, de miércoles a jueves UN DÍA; de jueves a viernes DOS DÍAS; de viernes a sábado TRES DÍAS, como el evangelista escribe: “Y la víspera de sábado, que amanece para el primer día de la semana, vino María Magdalena, y la otra María, a ver el sepulcro” (Mateo 28:1).
Claramente leemos que cuando llegaron María Magdalena y la otra María era la víspera (tarde) del sábado, y que aún no se había ocultado el sol. A continuación leeremos los versos 5 al 6: “Y respondiendo el ángel, dijo a las mujeres: No temáis vosotras, porque yo sé que buscáis a Jesús, que fue crucificado. No está aquí; porque ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor”
Estos versos comprueban que cuando llegaron a ver el sepulcro, Jesús ya había resucitado, note lo que dice el ángel: “No está aquí: porque ha resucitado”. Queda de manifiesto lo que dice Mateo que había resucitado en la tarde del día sábado.
Ahora leeremos Lucas 24:22 y 23; “Aunque también unas mujeres de los nuestros nos han espantado, las cuales antes del día fueron al sepulcro: y no hallando su cuerpo, vinieron diciendo que también habían visto visión de ángeles, los cuales dijeron que él vive”.
Aquí vemos una vez más que Lucas está haciendo alusión a las mujeres que fueron "antes del día"... ¿cuál día? El comúnmente llamado domingo, y Jesús ya había resucitado.
CONCLUSIÓN.
Así es como la Biblia describe la resurrección del Señor Jesús en la TARDE DEL SÁBADO, dando como testimonio de su resurrección lo siguiente: “A los cuales, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoles por cuarenta días, y hablándoles del reino de Dios”. (Hechos 1:3).
El Apóstol Pablo apoya este hecho diciendo: “Y apareció a Cefas, y después a los doce. Después apareció a mas de quinientos hermanos juntos; de los cuales muchos viven aún, y otros son muertos. Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles. Y al postrero de todos, como a un abortivo, me apareció a mí” (1ª Corintios 15:5-8).
Y recuerde: ”Porque primeramente os he enseñado lo que así mismo recibí: Que Cristo fue muerto por nuestros pecados, conforme a las Escrituras. Y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras”(1ª Corintios 15:3-4).
Que el Señor les bendiga
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