Frecuentemente se pregunta: "¿Por qué alguna gente observa el Sábado como día de descanso en lugar del Domingo?". La mayoría de los lectores de la Biblia no encontrarán Sábado ó Domingo mencionados con esos nombres en la Biblia. (NOTA: En la revisión 1960 de la Biblia Reina-Valera, ya no aparece la palabra Sábado).
Actualmente esos dos días del Calendario Romano son referidos en la Biblia como el Sabbath (reposo) y como primer día de la semana.
La Biblia dice: "Acordarte has del día del reposo para santificarlo: Seis días trabajarás y harás toda tu obra. Mas el séptimo día será reposo para Jehová tu Dios..." (Éxodo 20:8-10). Estos versos identifican el séptimo día de la semana, como el Sabbath o Día de Reposo.
El séptimo día de la semana, o el día que precede al primer día de la semana, es comunmente referido como descanso, reposo, Sábado, en la Biblia.
En Mateo 28:1 el Sabbath es claramente identificado como el día que cae antes del primer día semanal. El verso dice: "Y la víspera del Sábado, que amanece para el primer día de la semana..."
En nuestro calendario Sábado es el séptimo día de la semana. Mucha gente atiende servicios de iglesia en este día, pues creemos que el sábado es el bíblico Sabbath (día de descanso), y debería ser observado.
Existen varias y poderosas razones bíblicas por las que el Sábado debe ser observado. Aquí enlistamos algunas de ellas:
Los Diez Mandamientos, incluyendo el Sábado, forman parte del Creación y existieron tiempo antes de que las tablas de piedra fueran dadas en el monte Sinaí (Éxodo 16:23,24).
Dios desea la alabanza de sus hijos y es razonable decir que El dio el Sábado en la Creación para bien de la humanidad, para que unidos pudieran gozarse y bendecirle en su santo Día. Jesús se refiere al Sábado de esta forma cuando dijo: "El Sábado por causa del hombre fue hecho: no el hombre por causa del Sábado" (Marcos 2:27-28).
En el libro del Génesis, la voluntad de Dios es evidente, pues aunque los Diez Mandamientos no estaban grabados en tablas de piedra, encontramos que eran reconocidos y obedecidos, puesto que la observancia de la Ley existía (Éxodo 16:28).
Dios instruyó a los Patriarcas de antaño acerca de lo que era exigido a ellos. Se dice de Abraham: "Por cuanto oyó Abraham mi voz, y guardó mi precepto, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes" (Génesis 26:5).
Las tablas de piedra fueron dadas a Moisés en el monte Sinaí, seiscientos quince años después de que Abraham guardaba los mandamientos, estatutos y leyes de Dios; así que los mandamientos existían antes del evento del monte Sinaí.
Si los mandamientos no hubieran existido, es dudoso que Dios hubiera condenado a Caín por matar a Abel. Si Caín no tenía conocimiento de que era malo matar (Génesis 4:8), no hubiera sido condenado. No Matarás es el sexto de los Diez Mandamientos.
Santiago nos dice que si infringimos uno de los Diez Mandamientos, somos culpables de quebrantar todos los demás. "Porque cualquiera que hubiere guardado toda la Ley, y ofendiere en un punto, es hecho culpado de todos. Porque el que dijo: No cometerás adulterio, también ha dicho: No matarás. Ahora bien si no hubieres cometido adulterio, pero hubieres matado, ya eres transgresor de la Ley" (Santiago 2:10-11).
El mismo principio opera con todos los mandamientos. Si no robamos pero deshonramos a nuestros padres, nos hacemos transgresores de la Ley. Si nosotros no matamos, pero quebrantamos el séptimo día Sábado y no lo observamos como un día Santo para el Señor, nos convertimos en transgresores de toda la Ley.
Debemos honrar a Dios y guardar sus Mandamientos para ser de aquellos de quienes se dice: "Aquí están los que guardan los mandamientos de Dios, y la fe de Jesús..." (Apocalipsis 14:12).
Sólo creyendo en Cristo y obedeciendo la Ley de Dios, heredaremos la vida eterna.
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